Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, arquitecto Miguel Fiallo Calderón, hace un llamado a convertir esta época de incertidumbre, en una real oportunidad para adaptar el sistema de educación pública a los requerimientos mínimos que demandan los nuevos tiempos. "Estaríamos solucionando dos grandes problemas, proteger la salud de una parte importante de la población y la preparación integral de nuestro sistema educativo nacional para el despegue definitivo de la educación pública en el país", expresó en un comunicado de prensa.
Ante el agravamiento de la situación sanitaria del país, el Rector de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), arquitecto Miguel Fiallo Calderón, hace un llamado a convertir esta época de incertidumbre, en una real oportunidad para adaptar el sistema de educación pública a los requerimientos mínimos que demandan los nuevos tiempos.
En su reflexión, aboga porque no se abran «formalmente» las clases este año en los niveles de primaria, básica y secundaria de la enseñanza pública. “Esta tragedia puede convertirse en época de oportunidades; en tiempos de educación, ES EL TIEMPO DE LA EDUCACIÓN. Estaríamos solucionando dos grandes problemas, proteger la salud de una parte importante de la población y la preparación integral de nuestro sistema educativo nacional para el despegue definitivo de la educación pública en el país”, expresó en un comunicado de prensa.
El rector propone elevar las condiciones del sistema educativo público, para que pueda competir en igualdad de condiciones con el sector privado. Para ello propone la implementación inmediata de algunas medidas, entre las que citó: Capacitar al personal docente en las técnicas virtuales para que puedan desarrollar efectivamente clases no presenciales, recurriendo a INAFOCAN, a las universidades, a la radio y a la televisión estatal entre otros medios no exclusivos; Dotar de tabletas a los más de dos millones y medio de estudiantes y maestros que hoy no tienen acceso a una computadora; Chequear las estructuras antisísmicas de los diferentes tipos de planteles escolares; Garantizar el acceso a agua potable en todas las escuelas, dotando de pozos con filtros adecuados a aquellas que lo precisen; Adquirir plantas de 12 kw para los planteles que no dispongan de energía eléctrica; Garantizar el acceso a internet a todas las escuelas del país; Disminuir o eliminar los impuestos a los equipos tecnológicos indispensables para el uso de maestros y estudiantes para el desempeño de sus actividades, se refiere a: internet y equipos tecnológicos que ronda por un 30%.
Los recursos para estas medidas podrían financiarse con recursos frescos de organismos internacionales, en adición a los que se dispone del 4% del PIB.
“Si seguimos haciendo lo mismo, solo tendremos los mismos resultados que exhibimos en todas las pruebas y mediciones nacionales e internacionales”, Finalmente mantener el desayuno escolar tal y como se realiza hasta ahora. ES TIEMPO DE LA EDUCACIÓN», concluyó Fiallo.
Ante el agravamiento de la situación sanitaria del país, convirtamos este tiempo de incertidumbre, en una real oportunidad para adaptar el sistema de educación pública a los requerimientos mínimos que demandan los nuevos tiempos ¡Es el tiempo de la educación!
Durante los últimos cinco meses, hemos sufrido el embate de una pandemia como no recuerdan las generaciones que confluyen en el presente.
Las cifras de contagiados y muertos son sobrecogedoras y no parecen retroceder, sino por el contrario; la capacidad del sistema sanitario para dar respuesta está cercana a sus límites. Casi todos los escenarios vislumbran un panorama difícil en la que los contagios pueden multiplicarse. La economía se afecta en casi todos sus indicadores, especialmente las actividades cotidianas y las relacionadas con el intercambio con el exterior.
El centro de nuestra preocupación es el inminente regreso a las aulas de unos dos millones y medio aproximadamente de estudiantes de todos los niveles en el sector público. Las probabilidades, según los pronósticos de los organismos nacionales e internacionales de que se agrave el problema y se multiplique la crisis sanitaria son muy altas. La pregunta es: ¿Está nuestra escuela pública preparada para la actual situación?¿Tenemos capacidad de respuesta para los múltiples incidentes que pueden presentarse, agravando la epidemia y poniendo en riesgo la vida de cientos y hasta miles de nuestros estudiantes, profesores y otros ciudadanos relacionados?
Es muy cierto y real que nuestros profesores han sido y son muy creativos, que el año recién terminado lo finalizaron realizando esfuerzos extraordinarios.
También es cierto que un porciento importante de los centros educativos no tiene agua
potable; muchas de las tipologías de las edificaciones escolares, probablemente no han
sido chequeadas contra los más recientes códigos antisísmicos. Con la tanda extendida,
se duplica el riesgo de un desastre.
La opción de continuar clases de modo semipresencial también enfrenta obstáculos
como la conectividad, afectada por la falta de energía eléctrica, internet, la insuficiente
disponibilidad de tabletas (no ya computadoras), tanto para profesores como
estudiantes, así como la poca formación de maestros en el área de la no presencialidad.
Muchos profesores han enfrentado hasta ahora la emergencia con la mejor buena
voluntad, pero sin la preparación tecnológica para lograr los niveles deseados.
Por todo lo anterior, nuestra reflexión va en el sentido de que no se abran formalmente
las clases este año en los niveles de primaria, intermedio y bachiller de la enseñanza
pública.
Esto ya ha sucedido en nuestro país, a causa de cataclismos sociopolíticos. Ahora se
trata de una crisis que pone en peligro de muerte a miles de dominicanos en los
próximos meses, según ya se ha estimado. Esta decisión requiere de voluntad política,
pero puede hacerse y no sería tiempo perdido.
Un aspecto a destacar es, que el desayuno escolar se mantendría tal y cual se realiza
hasta este momento.
La verdad es que esta tragedia puede convertirse en época de oportunidades; en tiempos
de educación, ES EL TIEMPO DE LA EDUCACIÓN. Estaríamos solucionando dos
grandes problemas, proteger la salud de una parte importante de la población y la
preparación integral para el despegue definitivo de la educación públicaen nuestro
país.
El Estado puede acceder a recursos frescos de organismos multilaterales en adición a los
que tiene del 4% del PIB. Todo esto para elevar las condiciones de nuestro sistema
educativo público, que nos acerquen a la altura que demandan las actuales y futuras
circunstancias, así como competir en igualdad de condiciones con muchos colegios
privados a través de la implementación inmediata de algunas medidas, entre las que
estarían:
No se trata de medidas radicales, sino de proteger a nuestros estudiantes y profesores
pero también a sus familias. A su vez, de no utilizar el tiempo aparentemente perdido, y
acondicionar nuestras escuelas integralmente, siguiendo una cultura de desarrollo y
sostenibilidad versus la existente de reaccionar a los hechos en medio de contingencias;
cuando estas muchas veces son insuperables.
Si seguimos haciendo lo mismo, solo tendremos los mismos resultados que exhibimos
en todas las pruebas y mediciones nacionales e internacionales.
Al tiempo que hacemos esta reflexión, reafirmamos nuestra disposición a colaborar en
todas las formas que estén a nuestro alcance, por el bien, la seguridad y la prosperidad
de nuestro país. Estamos seguros de que juntos, gobierno y sociedad civil sabremos
salir adelante.
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